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Así de bien lo pasamos en Belorado: convivencia de Navidad

Quedamos el martes 27 a las 10:30 para cargar comida y materiales para los días de convivencia. A continuación, algunos salieron camino de la estación de autobuses.

A la llegada al albergue, distribución de habitaciones y decoración de la casa con el espumillón que habíamos llevado como grupo y la creatividad que cada uno tenía. El salón que nos iba a servir de comedor y lugar de reunión quedó de lo más aparente. Antes de comer, Irene nos preparó unas divertidas dinámicas de presentación, aunque casi todos nos conocíamos.

Tras comer lo que cada uno llevaba y compartir patatas fritas y viandas semejantes, subimos a ver el castillo de Belorado que teníamos en la colina de detrás de la casa. La verdad es que del castillo quedaban cuatro piedras dominando la villa. Poco castillo, pero hermosa vista del pueblo y del valle del río Tirón, y del Camino de Santiago que pasaba a nuestro pie y se encaminaba por Tosantos hacia Burgos.

Talleres, filosofía y juegos

Mario se estrenó llevando reuniones. El tema escogido fue la integridad personal. Los de la ESO, que no han dado Filosofía, se enteraron de lo que es el imperativo categórico. ¡Qué honor para Kant! Diversos juegos de salón llenaron la tarde.

Tras los ricos buñuelos de pescado para la cena que nos preparó Rosana, salimos a la plaza mayor para jugar a las banderas. Unos a pensar estrategias y otros a correr como locos por las calles casi vacías de Belorado. Cerramos el día con unos minutos de Navidad en torno al belén. Minutos para recoger el día y serenarse tras las batallas por la bandera.

Ruta y paisaje, bromas y velada

Al día siguiente, miércoles 28, tras el desayuno y la reflexión de la mañana que nos preparó Carlos, nos fuimos de ruta. La mañana estaba ventosa. Salimos de Belorado por el Camino de Santiago. Lo abandonamos para subir hacia el depósito de aguas que domina el valle. De allí nos desplazamos a una balsa artificial en lo alto de una loma rodeada de robles. Nuestra decepción fue grande al encontrarla vacía, a pesar de todo lo que ha llovido por la noche y los últimos días. ¡En verano forma un vistoso pequeño lago en medio de un bosque!

En lo alto del valle, sobre un pueblecillo llamado San Miguel de Pedroso, hicemos un minuto de silencio (no más porque corría un viento muy molesto) para que la belleza del paisaje nos acariciase. De allí, por una senda empinada, de esas que solo Serafín encuentra, descendimos al pueblo. Almorzamos en un parquecito recoleto que recoge un montón de arroyos, atravesamos el río Tirón que parece un río mayor y volvimos a Belorado por los caminos de concentración parcelaria que acompañan la vega del río.

La tarde fue tranquilita. Irene nos preparó un video-forum de Maktub, fábula navideña para reír un rato, pero también para pensar en la gente que tiene dificultades en la vida. Muy recomendable para estos días. El día de los inocentes no se podía cerrar sin ninguna broma. Algunos se encuentraron que el yogur era de harina humedecida. Unas risas entre todos.

Irene nos propuso una velada de interpretaciones. Teníamos que imaginar escenas siguiendo las pautas que ella nos daba, o preparar un discurso en el que había que introducir palabras que no tenían nada que ver con el tema. Carlos se lució. Se nota que es abogado.

Por la noche despedimos a Jony, Raquel y Paqui. A la mañana recibimos a Teresa y Clara. Muchas gracias por liberar un par de días de vuestras agendas para compartirlo con nosotros.

Visita al Museo Bocanegra

El jueves 29, tras el desayuno y la reflexión, pachanguita futbolera antes de visitar el Museo Bocanegra, especializado en las dos guerras mundiales. Nos impresiona lo espantosamente dura que fue la vida para los soldados en las trincheras y, por otro lado, el ingenio que se desarrolló en ese tiempo para sobrevivir o para ganar la guerra. Dios quiera que nuestro ingenio no se desarrolle con alguna experiencia semejante.

Por la tarde, a lavarse bien las manos y a olvidar el móvil porque tenemos taller de dulces navideños. Rosana pone la técnica y la masa, y los demás la creatividad en formas y colores. En la cena dimos buena cuenta de lo conseguido: pastas ricas y algunas, incluso, bonitas.

El viernes 30, por la mañana, desarrollamos un mini-campo de trabajo para las hermanas clarisas. En Navidad, además de buenos deseos, hay que hacer algo para ayudar a los que están más necesitados que nosotros. Y en nuestro caso, algo que sea seguro y no requiera cualificación. Unos se dedicaron a reciclar cartones, otros a llevar muebles y objetos sin uso al punto limpio del pueblo, otros transportaron y ordenaron la leña que necesitan las hermanas para los ricos productos que elaboran en el obrador…

Al final de la mañana, un buen almuerzo al que las hermanas añadieron trufas y rocas de las que ellas fabrican. Están para morirse de gusto. También charlamos con dos de ellas durante un rato. Sobre todo, respondiendo a preguntas que se les ocurrieron a los más jóvenes. Y, de allí, a la ducha.

Después de comer, recogida y limpieza por grupos. En Parteluz nos acostumbrarnos a recoger y limpiar lo que nosotros hemos desordenado y manchado. No queremos ser señoritos y, menos, en Navidad.

En el cambio de impresiones, “todo muy rico y muy abundante”. Nos da pena acabar. Hemos vivido unos días intensos y hermosos, a pesar de vientos y lluvias. Hemos tenido tiempo para la reflexión personal, para cantar villancicos, para tratar temas, para jugar, para ayudar, para estar con los amigos, para compartir las cosas pequeñas… Algo de la verdadera Navidad.

Terminamos programando un Oasis para mediado de enero y las convivencias de nieve y disfraz para los días de carnaval. Parteluz, como la vida, como nuestro crecimiento personal, continúa. Pronto tendréis noticia de las siguientes actividades.

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