Como estábamos pocos apuntados a la convivencia de Quintanar de la Sierra, cambiamos de plan. La exposición de las actividades programadas para este trimestre que íbamos a hacer en Quintanar, la hicimos en nuestro local el viernes 9 después de comer en la sala grande.
El sábado permutamos el sur por el norte, en vez de viajar a Quintanar de la Sierra, lo hicimos al puerto de la Mazorra, un poco antes de Villarcayo. El día fue de un cielo limpio e intensamente azul. Una gozada para hacer una ruta por altura.
En el puerto de la Mazorra tomamos un camino cómodo hacia el monte Gredilla. Como lo abrieron para instalar una serie de aerogeneradores, es ancho y, aunque sube, nunca tiene mucha pendiente. Un poco antes de llegar a la zona de los aerogeneradores dejamos el camino para dirigirnos hacia una serie de grandes rocas desde las que había una vista panorámica de los valles del Ebro en el norte de Burgos y de las provincias colidantes (Palencia, Cantabria y Álava). Allí almorzamos: disfrutamos de las viandas, del paisaje y de la conversación.
Por las cerradas curvas del Puerto de la Mazorra, descendimos al siempre hermoso Valle de Valdivielso buscando el Ebro. En Puente Arenas, un pueblo conocido por sus casas señoriales y la ermita románica de San Pedro de Tejada, buscamos la zona de baño y disfrutamos del último chapuzón del verano. Nadamos, nos tiramos desde el trampolín, jugamos con la liana que hace de péndulo para tirarse a lo lejos… Lo pasamos a lo grande.
Comimos en una sombra apacible a la orilla del Ebro. Charlamos, bromeamos y, a primera hora de la tarde, iniciamos el regreso a Burgos.
(Foto de archivo)