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Así de bien lo hemos pasado en El Peñedo (Quintanar de la Sierra)

Ayer domingo 10 de octubre disfrutamos de un precioso día en los pinares de Quintanar de la Sierra. Previamente, en el viaje desde Burgos, paramos en Salas de los Infantes para recoger a unos cuantos amigos que desde el verano no veíamos.

Al llegar a Quintanar, el cielo estaba de un azul radiante y el contraste con el verde de los pinares y el gris claro de las rocas del Peñedo no podía ser más hermoso. En la subida paramos en un hermoso mirador sobre el río Arlanza recién nacido y los inmensos pinares del Campiña, con sus más de dos mil metros de altura.

En cuanto aparecieron las rocas de conglomerado, dejamos la pista que estábamos siguiendo y nos introdujimos por ellas. Las caprichosas formaciones a que dan lugar este tipo de roca no pueden ser más bonitas y originales, como los pinos que nacen entre ellas, que se ven obligados a desarrollos imposibles.

Entre las rocas, en algún momento tuvimos que echar las manos para subir encima de ellas o para apartar la vegetación que nos cerraba el paso. Alguna culada también hubo.

Junto al mirador del Peñedo disfrutamos del paisaje (a nuestro lado había unas rocas en forma de torres solo accesibles con escalada), descansamos y nos hicimos la foto de rigor.

Por un microvalle formado por un arroyo de aguas temporales, descendimos hasta Fuensanza. Este microvalle es uno de esos lugares por los que los humanos no pasan casi nunca y los pinos, las ramas secas, los brotes de agua, los arbustos, la vegetación en general se encuentran en estado salvaje.

En Fuensanza nos detuvimos a comer pues hacía un hermoso mediodía otoñal. Disfrutamos del Arlanza naciente, verdor del lugar y nos sorprendieron unos caballos que por allí bajaron a beber agua. Aprovechando el día tan estupendo, estuvimos haciendo juegos en este paraje tan hermoso.

Después de comer nos acercamos a los locales parroquiales de Quintanar para ver un pequeño reportaje con las próximas actividades que nos había preparado Miriam.

Con la satisfacción y la alegría típica de un día que se ha disfrutado de la amistad y de la naturaleza, volvimos a Burgos en cuanto empezó a anochecer.

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